Las comunidades de práctica (CP) son grupos sociales constituidos con el fin de desarrollar un conocimiento especializado, compartiendo aprendizajes basados en la reflexión compartida sobre experiencias prácticas. En gran medida, no se trata de un concepto novedoso, pues el hombre siempre se ha reunido en torno a intereses comunes. La verdadera innovación radica en las inmensas oportunidades abiertas por las nuevas tecnologías de la comunicación. Gracias a Internet, hoy es posible agrupar a personas geográficamente muy distantes en una misma comunidad de contacto inmediato y acceso prácticamente ilimitado a conocimiento e información para buscar soluciones a problemas comunes.
Las CP se basan en un principio elemental: todos tienen algo para enseñar y todos tienen algo para aprender. El éxito propio es el éxito de los demás, y sólo la colaboración y la participación activa permitirán resolver los problemas comunes. Se trata, en síntesis, de un grupo que, mediante la interacción de conocimiento, prácticas e información, se ayuda mutuamente desarrollando competencias para resolver un problema o avanzar en una idea o proyecto. A diferencia de otros tipos de redes sociales, las comunidades de práctica necesitan una figura, un líder que las mantenga vivas, que juegue un rol de facilitador para cohesionarse y establecer relaciones de confianza. Cada participante debe sentirse cómodo y reconocido para aportar o traer un problema a la comunidad y, a su vez, percibir que la comunidad intenta ayudarlo. La misión entonces de la CP, es promover la participación y gestionar los contenidos intercambiados entre los miembros, identificar los contenidos relevantes y almacenarlos de manera adecuada para facilitar su recuperación.
Así, su conocimiento combinado y potenciado permite resolver problemas en tiempos más cortos, con menores costos, mejorando la calidad de las decisiones y acelerando la innovación. En general las personas necesitan y aprecian las relaciones, los amigos y toda una comunidad y ambiente de trabajo que les son gratos. Precisamente, las comunidades de práctica permiten crear un sentido de identidad y contención, necesarios para desenvolverse en un mundo complejo y cambiante. Ante el avance de la globalización y las tecnologías de comunicación es un hecho que, tarde o temprano, todos formaremos parte de alguna comunidad de práctica virtual. Como toda nueva herramienta, requerirá tiempo de acomodamiento y mejora. La posibilidad de extraer todo su potencial estará, en última instancia, en nuestras propias manos.
Para reforzar la anterior fundamentación puede ser conveniente leer la reseña sobre el libro de Etienne Wenger[1] y/o leer el texto[2] de Marisa Martín P. sobre Comunidades de práctica y el vídeo recomendado: Introducción a las redes sociales:
Tambíen sería interesante leer el artículo del diario "El País", enlazado por Marco Fernandez (Estudiante del Master) en los foros de la asignatura: "Educación y Comunicación en el ciberespacio" que permite reflexionar sobre la realidad virtual:

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